jueves, 17 de julio de 2014

LA ESTRATEGIA DEL DOBERMAN

Es posible tildar de inmorales los ataques que está recibiendo Podemos por parte del PP; principalmente porque ninguno de ellos deja paso al debate y por el uso indiscriminado de mentiras. Sin embargo, quizá estemos siendo testigos y parte de una magnífica estrategia política, y que Podemos, a la postre, también haya llegado para atenuar en futuras elecciones el castigo de los votantes al PP.

No resulta lógico pensar que ni una sola del millón y pico de personas que dieron su apoyo al partido de Pablo Iglesias en los pasados comicios europeos, fueran antiguos simpatizantes de la derecha. Por tanto, la obsesión de Aguirre and Company no está fundamentada en recuperar unos apoyos que han cambiado de bando, sino en despertar a aquellos electores desengañados por las políticas abusivas del gobierno, que han venido a reducir su abanico de votos de los once millones, en las últimas generales, a los cinco y pico, de las pasadas europeas. ¿La manera? Sacar del baúl la misma sensación de miedo a la que se acogió el PSOE para que Felipe González ganara sus dos últimos comicios. ¿Recordáis aquel perro dóberman furioso, que representaba a la derecha?

Hasta ahora, para el PP, Podemos es un brazo más en el entramado de ETA, con una financiación dudosa. Mucho me temo que, una vez agotada esta batería de improperios, lo siguiente sea decir que vienen para finiquitar nuestro estado de bienestar y que sobra con mirar la escasez de productos de primera necesidad en los supermercados de Venezuela para hacernos una idea de lo que nos espera. Está bien, de ese modo van a conseguir que en lugar de un millón y pico de votantes, Podemos obtenga dos o tres; pero tal vez, ante la falta de resultados reales, esta fórmula —la del miedo— también se erija como la más efectiva para que el partido en el gobierno regrese a sus once millones de votantes, a su mayoría absoluta.


Entretanto, el PSOE ha dejado de asemejarse a un boxeador noqueado sobre la lona… Ahora se parece más a un boxeador noqueado, una semana después del combate.           

(Artículo publicado el 17 de julio del 2014 en el Diario Jaén)