viernes, 20 de junio de 2014

¿Y POR QUÉ?

En ocasiones me pierdo y necesito recapitular, realizándome algunas preguntas. Las de hoy son éstas:

¿Cuál es el motivo por el que una parte de la población se opone a que seamos todos, mediando el sufragio universal, los que decidimos nuestro modelo de estado? ¿Qué temen? ¿Vaticinan una derrota? Y, en tal caso, ¿creen que su opinión tendría que prevalecer sobre la del resto? ¿Y por qué uno de los dos partidos mayoritarios se proclama republicano y acto seguido declina su voto en favor de la monarquía? ¿A qué juega? ¿Cómo van a explicar esta renovación de su ideario a sus militantes? ¿Y a estos militantes, qué les hace falta para estallar de una vez? ¿Primarias? ¿Acaso es más importante la marca del arroz que el sofrito?

Más asuntos: ¿qué hacemos si en las próximas elecciones en Cataluña y Euskadi los resultados muestran una mayoría nacionalista, echamos la vista hacia otro lado y nos remitimos a un conjunto de leyes, llamadas Constitución, aprobadas hace treinta y tantos años por siete parlamentarios, y refrendadas por una mayoría que recién salía de cuarenta años de dictadura? ¿Y no puede ser que esa mayoría, que dijo sí a dicha Constitución en el 78, actuara como alguien perdido en el desierto? ¿Se lo imaginan, a este pobre tipo sediento, toda vez que un equipo de rescate lo encuentra, negándose a beber agua, a no ser que sea embotellada?

¿Y Gallardón, de veras no es capaz de detenerse a pensar que mientras él aboga por la continuación del embarazo de fetos con malformaciones, el gobierno del que forma parte recorta con hacha las ayudas a la dependencia? ¿Y qué hay de la ley que ha permitido que narcotraficantes hayan salido indemnes de la cárcel? ¿Y en Francia, a qué esperan para encarcelar al señor Le Pen, tras sus repetidas declaraciones xenófobas? ¿Y Susana Díaz qué, otra vez campeona de Europa?

Mi resumen: a la democracia le ocurre lo mismo que a las habas, que están muy ricas; pero mucho más acompañadas con jamón o con bacalao. Y nuestra democracia, tal vez, ganaría lo indecible mezclándola con eso que nos jactamos en llamar libertad.


(Artículo publicado el 19 de junio en el Diario Jaén)

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