jueves, 6 de noviembre de 2014

A PROPÓSITO DE LA DEMOCRACIA

Hemos creído que la democracia es otra forma de divinidad; un ser etéreo, autosuficiente, perfecto, que no falla y que nos llegó por obra de un milagro. Y hemos creído que dentro de la clase política que maneja los hilos de esta diosa llamada democracia, hay algunos Judas; y en un acto de fe sin parangón, hemos creído que basta con sustituir a esos Judas, cuando son cazados con las manos en la masa, traicionándonos, sin variar un ápice las formas y maneras de nuestra diosa democracia, dejando que toda la solución radique en la esperanza de que el nuevo político que viene a ocupar el lugar del político corrupto se comporte de manera más honrada. ¿Os imagináis a Dios actuando de la misma manera, cambiando de Eva cada vez que la tentación la hubiera conducido a probar el fruto del manzano prohibido? En apenas unos días Adán se habría quedado sin costillas, Dios sin paciencia y el árbol sin manzanas. Y, probablemente, si nos decidiéramos a buscar al culpable, éste no sería otro más que Dios, porque, conociendo el paño, era responsabilidad suya comprobar que entre las ramas no hubiera enredada ninguna serpiente.


Tenemos políticos que llevan toda la vida ejerciendo como tales, acoplándose a la perfección a los diferentes aparatos que, cada cierto tiempo, vienen a remodelar el partido al que pertenecen. ¿Esto es factible, lógico, o sólo quiere decir que mientras le presten un sillón asienten a cuánto les digan? Y tenemos un sistema democrático que cede todo el poder al gobierno, a los políticos; que son los encargados, por ejemplo, de elegir a los componentes de la más alta instancia judicial, a los únicos jueces que pueden juzgarles a ellos. A cambio nos otorgan la propiedad de votarles cada cuatro años, según el conjunto de políticas que proponen; pero siempre sin desprenderse del saco del dinero, sujetando fuerte la manija de los presupuestos, con escasos árbitros y sin más fe que nuestro propio convencimiento de que ellos no son como Eva y Adán ni, mucho menos, demonios disfrazados de corderos. 

(Artículo publicado en el Diario Jaén el 6/11/14)

2 comentarios:

  1. Andrés, siempre acertado, y no solo en el campo literario, sino también en el más farragoso que es la realidad. No se puede decir ni más alto ni más claro. Ahora solo queda que la gran mayoría abra bien los ojos y afinen mejor los oídos.

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    1. Gracias, Angel, compañero... Queda abrir los ojos y reconstruir, sin creer que ni Podemos, ni quien sea, por sí mismos, son la solución... La solución está en nosotros, en reglar las cosas como adultos. Un abrazo, amigo.

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